Tuesday, December 11, 2012

¿Cómo no?

"El deseo de escribir crece escribiendo"
Erasmo

¿Cómo no recordarte querida Amelia?
Si conversamos tantas veces...
con cada palabra, como gotas de agua,
fuimos llenando nuestro océano de vida.

¿Cómo no sentirte querida Amelia?
Si puedo distinguir entre miles tu suave aroma...
aroma de mañana de campo fresco
y de presagio de lluvia copiosa.

¿Cómo no besarte querida Amelia?
Si tus labios susurran mi nombre
y descansan suaves sobre los míos...

¿Cómo no amarte querida Amelia?
Si mi corazón palpita con tu mirada enamorada,
y alejas tus armas ante mi sonrisa,
y me rindo ante tu voz
y me abrazas y te abrazo

¿Cómo no?











Sunday, November 25, 2012

Historias para libros

"Comenzamos a saber lo que es la soledad cuando oímos el silencio de las cosas. Comprendemos entonces el secreto sepultado en la piedra y despertado en la planta, el ritmo oculto o visible de la naturaleza entera. El misterio de la soledad reside en el hecho de que para ella no existen criaturas inanimadas. Cada objeto posee su lenguaje propio que desciframos gracias a silencios inigualables."  E. M. Cioran


Mi viejo libro me pregunta -¿por qué me han abandonado?-
Ya nadie viene a visitar mis cálidas páginas, -me dijo-
Solo tu y otros como tu vienen de vez en cuando por aquí,
me toman, y al leerme me permiten contarles quién soy y qué llevo dentro,
aquellos tesoros que hay escritos en mis páginas,
aunque sólo los cuento para los que saben encontrar esos tesoros.
Pero, al menos, antes venían a buscarlos -dijo sin disimular su deje de nostalgia-.

Yo, consciente de la situación, y de lo difícil que sería aceptar
que las personas solo leían libros digitales hoy en día,
o que las personas habían aprendido a leer no sólo libros,
sino también cine, edificios, paisajes, moluscos y canguros,
con todo, le quise contar una historia para libros,
una historia que, tal vez, le permitiría renacer a un mundo nuevo.

Le dije que un sabio muy antiguo había dicho que los libros
también tienen alma,
y que esa alma es lo que los hace poder ser leídos,
que esas almas pre-existían y que podían migrar de unos cuerpos a otros,
que a veces, esas almas estaban contenidas en piedras o en murciélagos,
en prados o en acantilados de agua fresca.

Cuando vi la cara de profundo interés que puso mi viejo libro,
sentí que era el momento de contarle el resto de la historia.
Así que, sin dejar de acariciar con mi mirada sus páginas,
tomé el último impulso para terminarla:

"Tu también tienes alma" -le dije-
"No lo sabía, esto es totalmente nuevo para mi...
pero presentía que lo que yo era no se agotaba
en estas páginas tan mías" -dijo reflexivo-
"Creo que estás comprendiendo tu propia trascendencia"
-le dije mirándolo a los ojos con sinceridad
a la vez que pasaba delicadamente otra de sus páginas-

Mi viejo libro se quedó en silencio por unos segundos,
fueron segundos vividos desde la eternidad,
parecía que habían pasado unos segundos,
pero en realidad habían pasado mil años.
Los dos habíamos trascendido,
habíamos aprendido a estar unicamente en el presente
y después de mil años todo era muy distinto,
pero todo seguía teniendo alma.

Mi libro decidió migrar.
Llevó aquello que hacía posible leerlo al mar,
por eso aun hoy, muchos logran leer el mar,
porque saben que el alma de los libros está en todas partes.









Saturday, November 24, 2012

Vértigo


Flores, ¡Callad!








Thursday, November 15, 2012

Tan vieja como yo mismo

Alabanza de lo lejano 
En el venero de tus ojos viven las redes de los pescadores de la mar errabunda. En el venero de tus ojos el mar mantiene su promesa.  
En ella arrojo yo, un corazón que entre los hombres ha morado, lejos de mí mis vestiduras y el resplandor de un juramento.  
Más oscuro en lo oscuro, más desnudo estoy. Tan sólo al desertar soy fiel. Yo soy tú cuando soy yo.  
En el venero de tus ojos derivo y sueño un rapto.  
En una red, una red queda apresada y nos abandonamos enlazados. 
En el venero de tus ojos estrangula su cuerda un ahorcado. 
Paul Celan 







Es una historia tan vieja como yo
Una compañía con la cual nunca me he sentido de otro modo
Parece muda, pero en realidad está siempre allí de fondo
hablándome todo el tiempo.

Poner en palabras lo que emerge de ti,
el sentido que me quieres comunicar,
que en principio no comprendo,
pero que podré luego comprender.

Tan vieja como yo mismo,
has convivido conmigo silenciosa,
pero ahora te manifiestas,
y veo que en realidad nunca has estado silente.

¿Quién eres tu y qué mensaje tienes para mi?
¿No soy yo acaso también tu padre?
¿No te había engendrado hace tiempo?
Enséñame a escucharte,
Enséñame a sentirte,
Enséñame a interpretarte,
Enséñame a comprenderte,
Enséñame a estar contigo




Sunday, November 4, 2012

Música de las montañas

He vuelto a sentir aquel cálido frío capitalino; allí se alcanzan a concatenar ciertas experiencias del pasado, vivas en mi memoria de nuevo, casi como tocarlas otra vez; tonos musicales que llevo muy dentro, en este caso una versión muy bonita del maestro Jaime Llano de "La gata golosa". Hermosos ritmos de música andina colombiana, música que nació en las altas y frías montañas de mi tierra. Aunque el nombre de esta canción originalmente no era ese de "La gata golosa", sino el de "Ideal", con todo por esas cosas fortuitas de la vida, por el desconocimiento del idioma francés y porque de algún modo las personas interpretaron "La gaité  gauloise" (La alegría gala), como "la gata golosa", que en realidad era un sitio también de comidas y de muchas tertulias de la época.

¿Cómo no recordar lo sentido? ¿Cómo no recordar los amores, las desdichas, las ilusiones, las lágrimas mil veces vertidas, los afanes, las sonrisas, las miradas? ¿Qué sería vivir sin sentir?












Sunday, October 28, 2012

Esto es sencillo

Otra ocurrencia de un poietés como Neruda, en este caso se trata de algo titulado "Esto es sencillo", de lo que voy primero a transcribir y luego a ver un poco sus palabras:


Esto es sencillo
Muda es la fuerza (me dicen los árboles)
y la profundidad (me dicen las raíces)
y la pureza (me dice la harina) 
Ningún árbol me dijo:
"Soy más alto que todos". 
Ninguna raíz me dijo:
"Yo vengo de más hondo" 
.
Y nunca el pan ha dicho:
"No hay nada como el pan". 
Punta del Este, Uruguay 1968








Se describe una situación en donde algunos seres comparten códigos comunes, tienen algún tipo de lenguaje que entre sí se pueden entender, o al menos, el poeta los puede escuchar: los árboles le hablan, las raíces y la harina también; sería como una especie de imposible epojé absoluta, en la que las cosas mismas se muestran a sí mismas, el ideal fenomenológico. Ahora bien, la fuerza, la profundidad y la pureza son mudas, no hablan, son silentes, pero los que habitamos en los lenguajes no podemos menos que tratar de hacerlas hablar de algún modo, aunque tal vez sea el silencio propio la forma de escuchar ese mudo silencio de la fuerza, la profundidad y la pureza que también calladamente hablan, o tal vez calladamente son. Con todo, el cariz comparativo, "más que", "nada mejor que", es visto con cierto aire peyorativo, y si contrastamos este cariz peyorativo con el título del escrito, entonces puede saltar a la vista una primera interpretación del mismo: la sencillez es el carácter de lo que es por el hecho mismo de ser como es. La fuerza es como es, aunque podamos tematizarla de algún modo, lo mismo que la profundidad y la pureza. El pecado original está en la comparación: allí ya todo pierde su sencillez y se convierte en lucha y competencia literalmente a muerte si lo vemos desde el punto de vista evolutivo. Lo que se resalta entonces, parece ser el dolor humano, pues una antropomorfización de los árboles, las raíces y la harina, no sería sino otra forma de expresar que efectivamente parte de la conflictividad humana viene por el hecho de comparar. ¿Puede alguien evitar comparar?, ¿será más costoso evitarlo que dejarla fluir?

Es otra muestra de que nuestra vida está todavía in media res, a mitad de camino, en mitad del asunto, pero parece que no sólo la vida particular de un sí, sino la de la especie en general. Entonces, tal vez, sea eso lo sencillo: comprender que el modo humano de ser es el conflicto de estar siempre in media res.





Friday, October 26, 2012

Heráclito esta mañana

Cada experiencia se constituye como única. Nunca nos sumergimos dos veces en la misma experiencia. Los miles de matices del color de tu cabello, texturas de un lado y de otro, cómo él se mueve cuando suavemente pasas tu mano sobre él y te lo acomodas, cómo de liso, de rizo, de azul o de gris está esta mañana, cómo tu voz irrumpe el espacio aún no sonoro, cómo tu nariz señala tu horizonte de mirada, tus aretes que bailan para no caerse cuando andas, cómo sonríen tus ojos, mueves tu columna o tuerces el torso ... vivir es como sumergirse en un mar estético único cada vez.


Algo parecido, parece, que se puede encontrar en este escrito de Mario Benedetti:



Variaciones sobre un tema de Heráclito

No sólo el río es irrepetible

tampoco se repiten
la lluvia el fuego el viento
las dunas del crepúsculo

no sólo el río
sugirió el fulano

por lo pronto
nadie puede
mengana
contemplarse dos veces
en tus ojos.









Thursday, October 25, 2012

¿En dónde ardubitás?

Ontábamos presufilóficos
unsurbes en tesis postreras,
transpensando incólumes la charla
extrufiñando tu presencia.

Robizontes de colores grises
asoman bitrúficos en mi ventana,
ausencia rústica y pampásica
dolor breviario y cortical








Monday, October 15, 2012

Aquella tarde

Aquella hermosa tarde de sol otoñal
palpitaba grande mi corazón en tu presencia,
adornada estabas de un cielo claro y juvenil
cuando te encontré buscando tesoros en tu libro mágico.
Era la profunda calma antes de la tormenta.

Tus suaves aromas percibía con intensidad,
tus ojos dulces y alegres,
líquidos y profundos,
tu voz luminosa e iluminadora,
timbre de estelas de mar...
me esperaba una presencia con
palabras de aguijón,
y con saetas encendidas de verdades evidentes.
Aquella tarde, sí, aquella tarde de sol otoñal
con un movimiento de tu mano interior me desnudaste,
emboscada salvaje de guerra no declarada,
abierto sin más, cuchillo de dos cortes,
acción pura sin contemplaciones,
mano hábil con tan poderosa arma.

De pronto, presa de tu caza, 
me encontré en frente tuyo,
desnudo, perplejo,
atrapado y sin salida,
esfuerzo inútil de gacela traspasada
por feroz garra de leopardo de estepa.
Tan sólo me quedó recogerme a mí mismo
y entre confuso, tocado, perplejo y desnudo,
te sentí como breve, pero fuerte huracán,
y nada más me quedó que recogerme a mí mismo.

Pasado el tiempo, después de muchas otras
sigo recordando aquella tarde,
tarde de vino nuevo,
de aromas suaves,
tarde única,
tarde de brisa suave y huracán.
Hoy me río de aquella tarde,
me río de mí mismo confundido,
también de tus nervios disfrazados,
pero aun así,
adoro tus palabras de escalpelo,
y la hermosa selva de tu cabello nocturno
de bella danza helicoidal.








Saturday, October 13, 2012

Nos hiciste llorar sin afligirnos

Tranquila, tierna y tímida la tierra se asoma en su aroma, y aunque en efecto haces llorar, menos mal no de aflicción. Me ha encantado esta oda a la cebolla, que es una oda a las simples cosas de la vida, la trascendencia de lo prosaico como una cebolla. Recuerdo mucho grandes extensiones de tierra en medio de una densa niebla por el bravo frío de la montaña, recuerdo en mi infancia esos campos de cebolla junto a la carretera, que anunciaban su presencia desde mucho antes de llegar cerca de ellas. Y sí, también recuerdo que no creía que uno podía llorar por ella, hasta que un buen día también a mi me pasó, y me pareció  asombroso e increíble. Transcribo esta hermosa oda de Neruda, homenaje a la vida simple y a las fragancias de la tierra.




Oda a la cebolla

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde,
y nacieron
tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla,
clara como un planeta,
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.

Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla,
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada
y parece que el cielo contribuye
dándote fina forma de graniza
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios de un tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta en delicado
papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura
como semilla de astro,
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima
sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.

Yo cuanto existe celebré, cebolla,
pero para mí eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras,
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil
de anémona nevada.

Y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.



Tuesday, September 18, 2012

Te doy una canción

Lo que tengo, te doy ...




Monday, September 17, 2012

Di tu decir ...

Me he encontrado con otra magnífica creación de Paul Celan. Otro pretexto para nombrar.


Habla también tú...

Habla también tú,
sé el último en hablar,
di tu decir.

Habla -pero no separes el No del Sí.
Y da a tu decir sentido:
dale sombra.

Dale sombra bastante,
dale tanta
cuanta en torno a ti tu sabes extendida entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve cómo alrededor todo se hace viviente
¡En la muerte! ¡Viviente!
Dice la verdad quién dice sombra

Pero se estrecha ahora el lugar donde estás:
¿A dónde ahora, despojado de sombra, adonde?
Asciende. Tanteante, asciende.
Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.

Más fino: un hilo
por el que quiere descender la estrella
para abajo nadar, al fondo,
donde se ve brillar: sobre móviles dunas
de palabras errantes.





Di tu decir con palabras errantes, quiero que hieras la coraza de mis tímpanos y rompas el silencio negro de la noche en vela. Quisiera que dijeras "no es ya esta gravedad", pero al menos rompes el eco del silencio monacal. Austeridad de palabras, ni siquiera esa sombra del sentido tambaleante en palabras errantes. Sólo oquedad.

Mis oídos extrañan tu voz, que seas como tu, lenguaje de cuchillo ensangrentado afilado para cortar ilusiones. Habla también tu, esfinge muda, pero que no vacía. Di tu decir, di tu sombra, dite a ti misma, pero di tu decir.

Sunday, September 16, 2012

Viento al Atardecer

Luces que conmueven mi interior como olas de viento fresco al atardecer,
las siento en las ventanas de mi alma, abiertas para ser.
Así siento el hilo de Ariadna de mi vida,
la salida de mi propio laberinto poblado de minotauros,
queda ahora el resto de mi vida por recorrer.






Sunday, August 26, 2012

Sobre perspectivas y tragedias

Colección de algunas cosas que se me ocurrieron a propósito de una representación pictórica:

La tragedia, según creemos: "La fe en valores absolutos, ilusoria como es, me parece condición de la existencia" (T. Mann), y yo añadiría: el prodigio humano consiste en vivir y seguir viviendo sabiendo que las creencias son nada más que creencias, mundos o ilusiones posibles, tan necesarias como improbables y probables al mismo tiempo.

Otra tragedia, según creemos: "Hechos es precisamente lo que no hay, sólo interpretaciones" (Nietzsche), pero una vuelta recursirva ad infinitum sobre la interpretación nos hace más patente la primera tragedia.

Una más, por si acaso, según creemos: nuestros conceptos, en tanto metáforas, configuran nuestra realidad; con eso quedamos atrapados en nuestra subjetividad, si es que no tenemos una subjetividad un poco más grande que es lo que se llamaría un "mundo común"

Alguien con la sensibilidad suficiente, podría llorar después de esta otra tragedia, según creemos: no sabemos lo que hacemos, y tal vez por eso la sabiduría que se esconde detrás del verso bíblico: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Y todo esto a propósito de lo que me dejó pensando cuando vi por primera vez esta foto digital de un cuadro de Gauguin


Según cuentan los libros que ando leyendo estos días, al ver esta pintura Van Gogh expresó: "Ese soy yo verdaderamente, pero tal como si me hubiera vuelto loco", y al menos de parte de Vincent, la convivencia con Gauguin fue otro, tal vez el último, de los detonantes de su enfermedad mental. Pero en tanto que ninguno sabía lo que estaba haciendo, tratando de reconocer objetivamente sus propias perspectivas, lo que la foto digital de la pintura me dejó como sensación, fue la necesidad de apertura de mundo desde la perspectiva, y como todo desde allí vibra internamente, aunque la sindérese de la razón vuelva a dejar todo en su sitio y exprese el pensar la tragedia de la necesaria perspectiva.


Tuesday, May 1, 2012

Trabajos de oficina

"Trabajos de oficina" es el nombre de un cuento corto de Julio Cortázar, encontrado alguna vez por casualidad en medio de miles de libros tristes de una biblioteca. Por aquellos años, las clases de semiología fueron como un bálsamo que curó una aversión causada antaño en el colegio. Fueron años de reconciliación. Una parte del cuento dice lo siguiente:

"Mi fiel secretaria se ocupa o querría ocuparse de todo en mi oficina. Nos pasamos todo el día librando una cordial batalla de jurisdicciones, un sonriente intercambio de minas y contraminas, de salidas y retiradas, de prisiones y rescates. (...) Mi fiel secretaria arregla entre tanto la oficina, distraída en apariencia, pero pronta al salto. A mitad de un verso que nacía tan contento, el pobre, la oigo que inicia su horrible chillido de censura, y entonces mi lápiz vuelve al galope hacia las palabras vedadas, las tacha presuroso, ordena el desorden, fija, limpia y da esplendor, y lo que queda está probablemente muy bien, pero esta tristeza, este gusto a traición en la lengua, esta cara de jefe con su secretaria."




Estas figuras de la secretaria, el jefe, la oficina, las palabras, el orden y el desorden y esa batalla de jurisdicciones me resultan sumamente llamativas, especialmente si las relaciono con ese proceso de reconciliación que mencionaba al inicio. El chillido de censura ante el desorden aparente de los versos es como la censura de la razón, ordenadora por excelencia, presta y diligente, como una secretaria al estilo de Cortázar, tomando al pie de la letra sus dictados, y estando lista a ordenar, a poner las cosas en una lógica bien particular y definida, que es la definición de orden en este caso. Pero ¿por qué desde la razón puede decirse que un verso, naciente bello y hermoso, pueda parecer desorden?

El verso puede tener su propio orden, luego de algún modo podría ser percibido por la razón como ordenado de alguna manera; posiblemente Cortázar presuponga esto en su verso, pero si lo ha colocado en relación de desorden, ¿puede significar esto simple acaso o se podría tematizar el asunto? Puede ser mero acaso, sin intención alguna de relación, pues tal vez la obra, en tanto definirse como obra, lo es si puede trascender su autor. De este modo, bajo esos presupuestos, parece que el desorden es porque la razón es llevada a un ámbito desconocido para ella, en donde no acostumbra a moverse y ser, pues es el ámbito de algo variable que puede ser difícil de ordenar por la rapidez de la variación. Así, tal vez sea ese el tipo de "desorden" que no pueda soportar la razón.

Sin embargo, la razón misma sabe que hay un orden, sólo que es otro orden, no diferente del suyo, pero sí un poco más difícil de ordenar. Los afectos, sentimientos, emociones, pasiones, pareceres, sensaciones, asociaciones, etc. es como un mundo paralelo para la razón, pero tal vez no un mundo desconocido del todo, sólo que deliberadamente incomunicado por algún tiempo. Se trata, entonces, de orden del sentir, que emerge con su propia lógica, su propio orden y su propia razón. Cuando los filósofos abordan filosóficamente este asunto, la perplejidad, como la profundidad asoman.

Tomaré en este caso al pensador de la intimidad, Agustín, cuando al comienzo de su libro X de sus Confesiones trata sobre el "abismo de la consciencia humana", abre el espacio a una fenomenología de la confesión:

"Así, pues, mi confesión en tu presencia, Dios mío, se hace callada y no calladamente: calla en cuanto al ruido de las palabras, clama en cuanto al afecto"
Parece insinuar que es el ese abismo profundo que es la mente humana, el pensamiento, en este caso el discurso, la sobreabundancia de palabras, de ruidos, como bien los llama el pensador africano, parece tan sólo como una especie de ámbito emergente de exterioridad y de contacto, pero en otro momento, en el momento de la interioridad, emerge entonces otra parte, un poco menos ruidosa, pero más expresiva, la interioridad de los afectos. Afectos que hablan sin palabras, expresan en silencio, contacto entre sí y algo más íntimo de sí mismo.

La confesión se hace callada, hablan los afectos, así comprendí lo que me llevó a reconciliarme con lo que en general yo llamo "literatura", la integración de un lenguaje diferente a la razón. En mi caso, he aprendido a no tachar presuroso las palabras nacientes de un verso del corazón.

Monday, January 9, 2012

Para que hubiera un comienzo fue creado el hombre

Quiero comenzar este blog con una cita tomada de una magnífica novela:
"Las cosas parecen tener vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima" -- Cien años de soledad
Esas fueron las palabras del gitano cuano observaba cuan estupefactos se encontraban todos al ver cómo dos lingotes imantados atraían las cosas de metal: los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes. Quería creer o al menos crear la sensación de que las cosas tenía vida, y que esa vida que tienen suele estar como dormida, y por eso se nos parecen inertes, pero si se les despierta esa vida que llevan dentro, pues entonces viven, y el sinónimo de la vida es el movimiento, pues sólo cuando las cosas se movían a su propio ritmo es cuando se hace la asociación de estar despierto y de estar vivo.

Es como si movimiento, vida, y estar despierto fuesen lo mismo y tal vez desde nuestra experiencia cotidiana así lo sentimos, pero el sentido de esta asociación de sentidos es despertar mi escritura, que por momentos duerme, o que tal vez durante mucho tiempo ha estado dormida; no se trata de que nunca escriba, pues tal vez eso me lo paso haciendo muchas veces al día y al año, pero tal vez no sea esa la escritura que ahora quiero despertar su alma.

Ya desde las primeras páginas de Cien años de soledad siento el movimiento de la vida de las palabras, es como si tomaran un nuevo aire, pues son las mismas palabras que quien sabe cuántas veces habré pronunciado en mi vida, pero tienen la novedad de estar llevas de alma, de vida. Así siento, por ejemplo, esta otra frase tomada de allí mismo:

"Macondo era entonces una ladea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo."




Me encanta imaginarme esta escena, varias persona hablando y de repente tener que parar la conversación para señalar algo porque todavía no tiene nombre; tal vez sería algo así como lo siguiente:


- ¿Y cómo sentiste el agua?

- Bastante fría, me gustó mucho, es apenas apropiada para estos días tan calurosos, pero cuando salí sentí que algo me había picado, sentí un dolor enorme en mi pié, que no pude sostenerme y tuve que dejarme caer en la arena.

- ¡No puede ser!, ¿qué te ha pasado?

- Nada grave, pero no pude levantarme rápido de allí

- ¿Por qué?

- Porque aquel dolor inicial que tuve cuando me conrté un poco mi dedo pulgar con el filo de una piedra, se me fue yendo del dedo y poco tiempo ya no sentía nada, y todo porque me encontré con eso  -señalando con el dedo aquello con lo que se había encontrado-

Los dos guardaron silencio por unos breves segundos, fue un silencio más denso de lo que se podía esperar, pero después, como si se hubieran puesto de acuerdo, se preguntaron el uno al otro cómo iban a llamar eso que tenían ante sus ojos, y pasaron todo el resto de la tarde dando opciones, escuchando las opciones de otros, y mostrando por qué un nombre podía parecer mejor que otro, y así todos los habitantes de ese pueblo de veinte casas de barro y cañabrava, a orillas de un río de aguas diáfanas, inventaron los nombres de muchas cosas, y quién sabe si muchos de esos nombres hayan llegado levemente modificados hasta nosotros.